Hoy me gustaría compartir las enseñanzas del psicólogo forense Robert K. Ressler en cuanto a lo referido a las razones que explican los impulsos homicidas de los asesinos en serie. Estos fragmentos han sido extraídos de su libro "Dentro del monstruo".
"Sólo la locura, pensaba
la gente en los años veinte, podía explicar un comportamiento como el del
asesino en serie norteamericano Albert Fish, que mató y devoró parte de los
cuerpos de entre ocho y quince niños, el italiano Vincente Verzeni, que entre 1867
y 1871 asesinó a varias jóvenes y luego se bebió su sangre. El eminente "mentalista" Richard Krafft-Ebing examinó a Verzeni y dictaminó que estaba
cuerdo a pesar de sus hábitos excesivamente particulares. Lo más importante que
hizo Kraft-Ebing respecto a Verzeni fue clarificar el importante componente
sexual de sus crímenes. Lo describió así: "Tan pronto como sujetaba a la
víctima por el cuello, experimentaba una excitación sexual. Le daba exactamente
igual que las mujeres fueran viejas o jóvenes, feas o hermosas, para sentirse
excitado. Por lo general, le
satisfacía el simple hecho de presionarles la garganta y las dejaba vivir; en
los dos casos de asesinato, la satisfacción sexual se demoró en llegar y siguió
apretando hasta que murieron. Este acto de estrangulamiento le proporcionó una
gratificación superior a la de una masturbación".
Los asesinatos de Jack el Destripador, aunque no
incluían el coito, eran también sexuales, puesto que el arma homicida era un
cuchillo y la acometida con el cuchillo en el cuerpo sustituía a la acometida
del pene. La mayoría de los policías y psiquiatras no han comprendido la
trascendencia psicológica del uso del cuchillo o de otros objetos extraños. A
esta práctica la he denominado "necrofilia regresiva", término que ha
sido aceptado en los círculos profesionales de criminología. En la mayor parte
de los asesinatos en serie, entonces y ahora, el arma predilecta ha sido el
cuchillo, seguido por el método de estrangulación y, en tercer lugar, la
asfixia. Los asesinos en serie no suelen utilizar pistolas ya que éstas matan a
distancia y ellos buscan la satisfacción personal de matar con las propias
manos. (...) Puesto que la satisfacción que se obtiene de tales crímenes es
sexual, siempre existe la probabilidad de que el agresor ataque de nuevo, pues
el impulso sexual persiste después del hecho. (...) Es importante destacar que
el componente sexual de estos asesinatos no está relacionado con una sexualidad
normal sino que engloba un amplio espectro de satisfacciones perversas de
carácter sexual. La venganza, la expresión de poder y la dominación son
elementos que están presentes, entre otros similares, en el acto de matar, así
como la necesidad de humillar sexualmente a la víctima e incluso de degradarla
a una categoría inferior a la de objeto. Cuando los asesinos agreden o mutilan
un cuerpo, están expresando su deseo de despojarle de todo vestigio de
humanidad. En muchas ocasiones, al ser detenidos, expresan su propia sorpresa
de que la sociedad se preocupe tanto por sus víctimas, por las que ellos no tienen
más que desprecio".