miércoles, 16 de noviembre de 2011

UN SUEÑO... Y PUERTAS

La duración de un relato es como la de un sueño, no decidimos ni el momento en el que nos dormimos ni en el que nos despertamos y, sin embargo, avanzamos, continuamos...quisiéramos hacer un gesto, tocar al personaje, mimarlo, cogerle la mano por ejemplo. Pero nos quedamos ahí, sin hacer nada, habrá pasado toda la vida y no habremos hecho nada.
No me gustan las puertas. Las puertas que abrimos, las puertas que cerramos. Siempre el mismo vacío. Un vacío a veces lleno de gritos, a veces, lleno de ausencias. Un vacío que tiembla y quiebra las trayectorias. Es la chica a la que matas dulcemente con un beso. Es alguien que se va, alguien que viene... da lo mismo. Un día vuelves sobre tus pasos: ¿qué nos mantiene aquí? ¿el amor? ¿la infancia?