jueves, 21 de febrero de 2013

NECROFILIA REGRESIVA. Pautas sexuales de los asesinos en serie.



Hoy me gustaría compartir las enseñanzas del psicólogo forense Robert K. Ressler en cuanto a lo referido a las razones que explican los impulsos homicidas de los asesinos en serie. Estos fragmentos han sido extraídos de su libro "Dentro del monstruo". 


"Sólo la locura, pensaba la gente en los años veinte, podía explicar un comportamiento como el del asesino en serie norteamericano Albert Fish, que mató y devoró parte de los cuerpos de entre ocho y quince niños, el italiano Vincente Verzeni, que entre 1867 y 1871 asesinó a varias jóvenes y luego se bebió su sangre. El eminente "mentalista" Richard Krafft-Ebing examinó a Verzeni y dictaminó que estaba cuerdo a pesar de sus hábitos excesivamente particulares. Lo más importante que hizo Kraft-Ebing respecto a Verzeni fue clarificar el importante componente sexual de sus crímenes. Lo describió así: "Tan pronto como sujetaba a la víctima por el cuello, experimentaba una excitación sexual. Le daba exactamente igual que las mujeres fueran viejas o jóvenes, feas o hermosas, para sentirse excitado. Por lo general, le satisfacía el simple hecho de presionarles la garganta y las dejaba vivir; en los dos casos de asesinato, la satisfacción sexual se demoró en llegar y siguió apretando hasta que murieron. Este acto de estrangulamiento le proporcionó una gratificación superior a la de una masturbación".


Los asesinatos de Jack el Destripador, aunque no incluían el coito, eran también sexuales, puesto que el arma homicida era un cuchillo y la acometida con el cuchillo en el cuerpo sustituía a la acometida del pene. La mayoría de los policías y psiquiatras no han comprendido la trascendencia psicológica del uso del cuchillo o de otros objetos extraños. A esta práctica la he denominado "necrofilia regresiva", término que ha sido aceptado en los círculos profesionales de criminología. En la mayor parte de los asesinatos en serie, entonces y ahora, el arma predilecta ha sido el cuchillo, seguido por el método de estrangulación y, en tercer lugar, la asfixia. Los asesinos en serie no suelen utilizar pistolas ya que éstas matan a distancia y ellos buscan la satisfacción personal de matar con las propias manos. (...) Puesto que la satisfacción que se obtiene de tales crímenes es sexual, siempre existe la probabilidad de que el agresor ataque de nuevo, pues el impulso sexual persiste después del hecho. (...) Es importante destacar que el componente sexual de estos asesinatos no está relacionado con una sexualidad normal sino que engloba un amplio espectro de satisfacciones perversas de carácter sexual. La venganza, la expresión de poder y la dominación son elementos que están presentes, entre otros similares, en el acto de matar, así como la necesidad de humillar sexualmente a la víctima e incluso de degradarla a una categoría inferior a la de objeto. Cuando los asesinos agreden o mutilan un cuerpo, están expresando su deseo de despojarle de todo vestigio de humanidad. En muchas ocasiones, al ser detenidos, expresan su propia sorpresa de que la sociedad se preocupe tanto por sus víctimas, por las que ellos no tienen más que desprecio".