miércoles, 18 de abril de 2012

LA DEMOCRACIA

Los postulados principales y los anclajes éticos tienden a convertirse en lemas retóricos y códigos políticos para ganar apoyo popular para todo tipo de ideas. Así, están cargados de ambigüedades. La "democracia" no es una excepción. Woodrow Wilson comprendía esto bien cuando hizo cambiar a quienes se oponían a la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial con la afirmación prácticamente inatacable de que nuestros soldados estaban luchando "para hacer que el mundo fuera seguro para la democracia". Nombrar la palabra "democracia" sirvió entonces, y ha servido después, para un amplio conjunto de maniobras políticas y militares.

El significado de la democracia es igual de ambiguo en nuestros tiempos, y la conveniencia retórica de esa ambigüedad es más evidente que nunca. Por ejemplo, es posible comprender cómo se podrían utilizar las afirmaciones en favor de la democracia para apuntalar los movimientos en pro de los derechos civiles, la ampliación de los privilegios de voto y la protección de la libre expresión. Sin embargo, la democracia se utiliza también para favorecer las causas de libre mercado y los cheques de elección escolar, y para defender el dominio de los dos partidos políticos principales. Todos los días oímos utilizar la defensa de la democracia incontables veces para justificar casi cualquier cosa que la gente desee hacer: "Oye, estamos en una democracia ¿no?".

No hay comentarios:

Publicar un comentario